¿Cómo puede el estrés afectar a los hábitos alimentarios

El estrés es una respuesta natural del cuerpo a una amenaza percibida. Se produce cuando el sistema nervioso central (SNC) activa la liberación de hormonas de estrés. Estas hormonas son la adrenalina y el cortisol. La adrenalina aumenta el ritmo cardíaco y la respiración, lo que le da más energía al cuerpo para lidiar con la amenaza. El cortisol también aumenta la glucosa en sangre para que los músculos tengan más combustible. Estos efectos del estrés pueden ser beneficiosos en situaciones de peligro real, como cuando se necesita correr para escapar de un atacante. Sin embargo, el estrés crónico -el tipo de estrés que se experimenta día tras día- puede ser perjudicial para la salud.

El estrés crónico puede tener un impacto negativo en la salud mental y física. En cuanto a la salud mental, el estrés crónico puede conducir a la ansiedad y a los trastornos del estado de ánimo, como la depresión. En cuanto a la salud física, el estrés crónico puede debilitar el sistema inmunológico, lo que aumenta el riesgo de enfermedades. También puede aumentar la presión arterial y el ritmo cardíaco, lo que puede conducir a problemas cardiacos. El estrés también puede interferir con el sueño, lo que puede conducir a sentirse cansado durante el día.

El estrés también puede afectar los hábitos alimentarios. En general, el estrés conduce a un desequilibrio en los niveles de azúcar en sangre. Esto se debe a que las hormonas de estrés intervienen en el metabolismo de los carbohidratos. Cuando hay más cortisol en sangre, se produce menos insulina, lo que provoca que los niveles de azúcar en sangre suban. Esto puede conducir a antojos de alimentos azucarados o grasos, ya que el cuerpo busca formas de obtener energía rápidamente para lidiar con el estrés. También puede haber una reducción del apetito, ya que el estrés interfiere con las señales normales del hambre y saciedad del cerebro.

El impacto del estrés en los hábitos alimentarios puede conducir a un mayor peso o a una reducción del peso. El exceso de cortisol en sangre puede promover el almacenamiento de grasa, especialmente en la zona abdominal. Por otro lado, el estrés crónico puede reducir el apetito y provocar pérdida de peso involuntaria. También es posible que las personas que experimentan estrés crónico coman en exceso o se comporten de manera impulsiva con respecto a la comida, lo que se conoce como atracones o bulimia.

Para evitar que el estrés interfiera negativamente con la salud, es importante tomar medidas para reducirlo. Los ejercicios regulares son un buen método para disminuir los niveles de cortisol en sangre y mejorar la sensación general de bienestar. También es importante dormir lo suficiente cada noche para permitir que el cuerpo se recupere del estrés diario. Las técnicas de relajación, como el yoga o la meditación, también pueden ayudar a reducir los niveles de cortisol y mejorar la capacidad del cuerpo para lidiar con el estrés.