¿Cómo podemos evitar que los alimentos se descompongan

Descomponerse es el proceso químico mediante el cual los alimentos se deterioran y se convierten en compuestos menos complejos. Este proceso está guiado por la temperatura, la humedad y la luz, y puede afectar tanto a los alimentos frescos como a los procesados. Aunque el descomposición de los alimentos es un proceso natural que tiene lugar en todos los alimentos, existen algunas formas en que podemos evitar que este proceso se acelere.

La descomposición de los alimentos comienza con la oxidación. La oxidación es una reacción química que ocurre cuando un alimento entra en contacto con el oxígeno del aire. Esta reacción se acelera con el calor, la humedad y la luz, por lo que es más probable que ocurra en los alimentos frescos. La oxidación puede manifestarse como un cambio de color en el alimento, un sabor rancio o un olor desagradable. A medida que avanza el proceso de descomposición, los microorganismos como las bacterias y hongos segregan compuestos químicos adicionales que pueden contribuir a los cambios de sabor y olor.

Para evitar que los alimentos se descompongan, es importante protegerlos del calor, la humedad y la luz. Los alimentos frescos deben mantenerse refrigerados para retrasar la oxidación y la actividad microbiana. Los alimentos secos tales como las frutas secas, los cereales y las semillas también deben mantenerse en un ambiente seco para evitar que se ablanden o se echen a perder. El empaquetado adecuado también puede ayudar a proteger los alimentos de la oxidación y la actividad microbiana. Los envases opacos son mejores que los transparentes para mantener los alimentos frescos, ya que impiden la penetración de la luz. Los envases herméticamente sellados también son útiles para mantener los alimentos frescos, ya que impiden la entrada de aire fresco (y el oxígeno) y retienen la humedad.

En general, cuanto más tiempo pasa un alimento sin ser consumido, más probable es que se deteriore. Sin embargo, existen algunos alimentos que tienden a conservarse mejor que otros. Los productos lácteos pasteurizados y enlatados son generalmente más estables que sus contrapartes no tratadas, ya que han sido sometidos a un calor intenso o a un tratamiento químico que mata a muchas de las bacterias presentes. Las frutas y verduras con una baja concentración de agua también tienden a conservarse mejor, ya que el agua favorece la actividad microbiana. Los productos con un pH ácido también se conservan mejor, ya que las bacterias no pueden sobrevivir en un ambiente tan ácido. Por último, los azúcares y los edulcorantes artificiales también retardan la descomposición de los alimentos, ya que inhiben la actividad microbiana.