¿Por qué es importante mantener un balance de hidrógeno en nuestro cuerpo?
El agua es el elemento más abundante en el cuerpo humano, y el hidrógeno es el segundo elemento más abundante. El agua comprende el 65-85% del peso corporal total, dependiendo del sexo, la edad y la composición corporal. En promedio, un adulto tiene aproximadamente 40 litros de agua, de los cuales 35 litros se encuentran dentro de las células y 5 litros en el espacio intersticial fuera de las células.
El hidrógeno es un componente vital de muchas biomoléculas, como las proteínas y los ácidos nucleicos. El agua es necesaria para la vida, pero el hidrógeno es igualmente importante. El hidrógeno es responsable del transporte de energía en el cuerpo y también juega un papel importante en la regulación de la temperatura corporal.
El balance hídrico es el equilibrio entre los líquidos que entran y salen del cuerpo. El cuerpo necesita una cantidad constante de agua para funcionar correctamente. El agua se pierde continuamente a través de las actividades diarias, como respirar, sudar, orinar y defecar. La ingesta diaria de líquidos debe igualar la pérdida para mantener el balance hídrico. Si no se consume suficiente agua, se produce deshidratación. La deshidratación puede ser leve, moderada o grave, dependiendo de la cantidad de agua perdida y la rapidez con que ocurre la pérdida.
La mayor parte del agua que se ingiere proviene de los alimentos y las bebidas. El agua también se produce a partir de otros nutrientes, como los carbohidratos y las proteínas. La mayor parte del agua que se produce se excreta a través de la orina y el sudor. Aunque el agua también se pierde por la respiración, esta es una cantidad mucho menor.
El balance hídrico es importante porque el agua es necesaria para muchas funciones vitales del cuerpo. El agua ayuda a regular la temperatura corporal, lubrica las articulaciones, protege los tejidos y orgános y transporta nutrientes y oxígeno a todas las partes del cuerpo. El agua también ayuda a eliminar los residuos del cuerpo a través de la orina y las heces.
La deshidratación puede ocurrir cuando hay una pérdida excesiva de líquidos o cuando no se ingieren suficientes líquidos. La deshidratación puede ser causada por varias condiciones, incluyendo vómitos, diarrea, fiebre, sudoración excesiva, diabetes e insuficiencia renal. También puede ocurrir cuando no hay suficiente agua disponible o cuando el cuerpo no puede absorber o utilizar adecuadamente el agua que consume.
La deshidratación puede ser leve, moderada o grave, dependiendo de la cantidad de fluidos perdidos y la rapidez con que ocurre la pérdida. La deshidratación leve ocurre cuando se pierden menos del 5% del peso corporal en líquidos. La deshidratación moderada ocurre cuando se pierden entre el 5-10% del peso corporal en líquidos. La deshidratación grave ocurre cuando se pierden más del 10% del peso corporal en líquidos.
Los síntomas de la deshidratación incluyen sed, boca seca, fatiga, dolor de cabeza, mareos e irritabilidad. La deshidratación puede ser peligrosa si no se trata adecuadamente. La deshidratación grave puede conducir a shock hipovolémico, convulsiones, coma e incluso la muerte.
Para mantener un balance hídrico adecuado, es necesario beber suficientes líquidos para reemplazar los líquidos perdidos por el cuerpo. Se recomienda beber 8 vasos de 8 onzas (240 ml) de líquido al día para los adultos que no tienen condiciones médicas que requieran una ingesta reducida de líquidos. Sin embargo, esta recomendación puede variar dependiendo del clima, la actividad física y otros factores individuales. Las personas que están expuestas a climas calurosos o realizan actividades físicas intensas deben beber más líquido para reemplazar los líquidos perdidos por el sudor. Las mujeres embarazadas o lactantes también deben beber más líquido para satisfacer las necesidades adicionales del cuerpo.
Los alimentos también contribuyen al suministro diario de líquidos. Los alimentos sólidos contienen aproximadamente el 50% de agua mientras que los alimentos semisólidos contienen aproximadamente el 70% de agua. Los alimentos con altas cantidades de agua incluyen frutas y verduras frescas, sopas y helados.
El balance hídrico es importante para mantener una buena salud general. Beber suficientes líquidos para reemplazar los fluidos perdidos ayuda a prevenir la deshidratación y sus consecuencias potencialmente graves. Comer una dieta saludable también contribuye al balance hídrico ya que muchos alimentos contienen altas cantidades de agua