Los suministros de alimentos en España provienen principalmente de la agricultura. La agricultura es la actividad económica que se dedica a la producción de alimentos, forraje y otros productos vegetales destinados al consumo humano o animal. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2017 el sector agrario representó el 1,1% del PIB español y dio empleo a unas 400.000 personas, el 2,4% de la población activa.
La producción agraria española está orientada fundamentalmente a la exportación. De hecho, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), en 2016 el 51,3% de lo que se produjo se destinó a la exportación. España es el primer país productor de aceitunas de mesa (22% del total mundial) y el tercero en producción de aceite de oliva (16%), según datos del Comité Interprofesional del Aceite de Oliva Español (CIOEC). También es el primer país europeo en producción de frutas y hortalizas (22,2% del total comunitario) y el segundo en vino (13,7%), según datos del Ministerio de Agricultura.
La importancia de la agricultura española no solo radica en su capacidad para abastecer al mercado nacional, sino también en su papel como proveedora de otros países. En 2016, las exportaciones agroalimentarias españolas tuvieron un valor de 22.500 millones de euros, un 5,8% más que en 2015. La Unión Europea fue el principal destino (66%), seguida por América (19%) y África (7%). Los principales productos exportados fueron aceite de oliva (3.000 millones de euros), frutas frescas (2.700 millones) y vino (2.200 millones).
La agricultura española se caracteriza por su alta intensidad en el uso de recursos, lo que le ha permitido mantener un elevado nivel de producción. Según datos del MAPA, en 2016 se utilizaron 1.159 kilogramos de fertilizantes nitrogenados por hectárea y anualmente, lo que supone un uso muy superior a la media europea (de 167 kilogramos nitrogenados por hectárea). En cuanto al agua utilizada en agricultura, España ocupa el cuarto lugar en la Unión Europea con un consumo anual medio per cápita de 251 metros cúbicos, frente a los 102 metros cúbicos consumidos en la media europea.
El clima español favorece la producción agraria gracias a sus condiciones favorables para el cultivo. Las temperaturas medias anuales son superiores a los 10ºC en todo el territorio nacional y las precipitaciones medias anuales rondan los 600 mm, lo que permite un amplio abanico de cultivos. Según datos del INE, las zonas más productivas son Andalucía (40% de la superficie cultivada), Cataluña (15%) y Valencia (11%). Otros importantes cultivos son los cereales (trigo, cebada, maíz), olivares, vides, frutales (manzanas, naranjas), hortalizas (tomates, patatas) y tabaco.
La ganadería también tiene un papel importante en la economía española. El sector representó el 2% del PIB en 2017 y dio empleo a unas 500.000 personas, el 3% de la población activa. Según datos del MAPA, en 2016 España era el quinto país europeo en producción de leche (5% del total comunitario) y el octavo en carne bovina (3%). En cuanto a los huevos, España ocupaba el sexto lugar con una producción anual de 2.200 millones de unidades.
La importancia del sector agrario español no solo radica en su capacidad para abastecer al mercado interno, sino también en su función como proveedor para otros países. En 2016 las exportaciones agroalimentarias españolas tuvieron un valor de 22.500 millones de euros, un 5,8% más que en 2015. La Unión Europea fue el principal destino (66%), seguida por América (19%) y África (7%). Los principales productos exportados fueron aceite de oliva (3.000 millones de euros), frutas frescas (2.700 millones) y vino (2.200 millones).