¿Por qué es importante leer las etiquetas de los alimentos

Desde que el hombre empezó a cultivar y domesticar plantas y animales para obtener alimentos, la necesidad de conservarlos ha sido una constante. A lo largo de la historia, se han utilizado diversos métodos para lograr este objetivo, como la salazón, el ahumado, el secado o la fermentación. Sin embargo, con el paso del tiempo y el avance de la ciencia y la tecnología, se han ido desarrollando nuevas formas de almacenamiento y conservación de los alimentos que son mucho más eficaces y seguras.

Una de las principales preocupaciones de las personas a la hora de comprar y consumir alimentos es saber cuánto tiempo llevan en el mercado y si están frescos. Para ello, resulta imprescindible leer las etiquetas de los productos, ya que éstas contienen información importante sobre su fecha de caducidad, composición y modo de conservación.

La Ley General de Sanidad establece que todos los productos alimenticios destinados al consumo humano deben llevar etiquetado obligatorio. En concreto, la normativa indica que el envase o etiqueta de un alimento debe incluir la denominación del producto, la lista de ingredientes, el lote del que procede, la fecha de caducidad o consumo preferente, las instrucciones para su correcto uso y conservación, así como el nombre o razón social y el domicilio del fabricante o envasador.

La fecha de caducidad es un dato muy importante a tener en cuenta, ya que indica hasta cuándo se mantiene inalterado el producto y conservadas sus propiedades organolépticas. No obstante, hay que tener en cuenta que ésta no es una fecha límite para su consumo, sino un indicativo de calidad. Es decir, un producto puede seguir siendo apto para el consumo después de su caducacidad siempre y cuando se hayan cumplido unas determinadas condiciones de almacenamiento adecuadas.

Por otro lado, conviene fijarse en la lista de ingredientes para saber qué elementos componen el producto y así poder valorar si es apto para personas con determinadas intolerancias alimentarias o alergias. Por ejemplo, si una persona es intolerante a la lactosa, tendrá que evitar los productos que contengan leche o derivados; mientras que si es alérgica a los frutos secos, tendrá que evitar aquellos que los incluyan entre sus ingredientes.

También resulta importante fijarse en las instrucciones de uso y conservación del producto para mantenerlo en perfectas condiciones durante más tiempo. Por ejemplo, si un producto dice «conservar en refrigeración», significa que su caducidad se verá reducida si lo mantenemos en un lugar fresco y seco; mientras que si dice «consumir preferentemente antes de…» quiere decir que podemos consumirlo después de esa fecha siempre y cuando las condiciones ambientales (temperatura, humedad…) no hayan alterado sus propiedades originales.

En definitiva, leer las etiquetas de los alimentos es imprescindible para garantizar nuestra salud y evitar problemas digestivos o alergias. Además, nos permite estar informados sobre su composición y saber cómo debemos conservarlos para mantenerlos en perfectas condiciones durante más tiempo.