Muchos residuos y desechos de alimentos se pueden gestionar de forma eficiente y sostenible, reduciendo así el impacto ambiental y ayudando a proteger los recursos naturales. La clave para gestionar adecuadamente los residuos y desechos de alimentos es adoptar un enfoque sistemático que tenga en cuenta todo el ciclo de vida del producto, desde la producción hasta el consumo.
A nivel nacional, la política de gestión de residuos y desechos de alimentos debe establecer objetivos claros y metas a corto, medio y largo plazo. También debe contemplar medidas para mejorar la eficiencia en la producción y el consumo de alimentos, así como para fomentar la reducción, el reúso y el reciclado de residuos y desechos. Para lograr estos objetivos, se requerirá la colaboración y el compromiso de todos los actores clave, incluidos los gobiernos, las empresas y los consumidores.
La producción de alimentos genera numerosos residuos y desechos, que representan un importante reto para la sostenibilidad ambiental. La agricultura es responsable del 70% del agua dulce utilizada en el mundo, así como del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) globales. La ganadería es responsable del 65% de las emisiones de GEI procedentes de la agricultura, mientras que la pesca y la acuicultura representan el 19%. Los procesos industriales contribuyen con el 10% restante.
La demanda global de alimentos se ha duplicado en los últimos 50 años y se prevé que se incremente un 70% para 2050. Esta tendencia se ve impulsada por el crecimiento demográfico, así como por el aumento del consumo per cápita debido a factores como el mejoramiento económico. La mayor parte del incremento de la demanda se concentrará en Asia y África, donde se prevé que el número de habitantes crezca significativamente en las próximas décadas.
La gestión inadecuada de los residuos y desechos de alimentos representa un grave problema ambiental. Cada año, se producen 1,3 mil millones de toneladas métricas (Mt) de residuos orgánicos en todo el mundo, lo que equivale a un tercio de todos los residuos generados. De esta cantidad, se estima que solo el 25-30% se recicla o reutiliza, mientras que el resto se quema o entierra.
Los residuos orgánicos pueden ser una fuente importante de biogás (CH4) y compost (CO2), que son menos dañinos para el clima que otros gases emitidos por la quema de combustibles fósiles. Sin embargo, si no se gestionan correctamente, los residuos orgánicos pueden ser una fuente importante de contaminación ambiental. Al enterrar los residuos orgánicos sin tratar, se produce metano (CH4), un gas con un efecto invernadero 21 veces mayor que el dióxido de carbono (CO2).
La incineración es otra forma común de gestión inadecuada de los residuos orgánicos. Aunque reduce significativamente el volumen de residuos generados, libera dióxido de carbono (CO2), compuestos orgánicos volátiles (COV) y materiales particulados en suspensión (MP10), que son dañinos para la salud humana y el medio ambiente. En particular, los MP10 pueden penetrar profundamente en los pulmones e irritar las vías respiratorias.
La mejor forma de gestionar los residuos orgánicos es mediante su compostaje o digestion anaerobia, ya que estas tecnologías permiten convertir los residuos en un producto útil: el compost o el biogás. El compostaje es un proceso microbiano controlado que transforma los residuos orgánicos en compost rico en nutrientes, ideal para mejorar la fertilidad del suelo y reducir la necesidad de abonos químicos. La digestion anaerobia es un proceso similar en el que los microorganismos descomponen los residuoso orgániccos en biogás (metano) y lodazales ricoss en nutrientes. El biogás puede usarse como combustible para generar energía electrica o térmica; mientras que los lodazales son un buen abono natural.
La reducción a la fuente es la forma más eficaz de gestionar los residuoss orgániccos antes del compostaje o digestion anaerobia. Mediante la adopción de buenas practicas agricolas y ganaderas sostenibles -comoo rotaciones adecuadas,- coberturas vegetales,- labranza reducida,- usoo de abonoos organiccos,- etc.-se puedeon reducir significativamentee las cantidadesde residuoorgánicoquese generan.Otrasm BUENAS PRÁCTICAS INCLUYEN LA PREVENCIÓN DE LA CONTAMINACIÓN EN LAS CADENAS DE FRIO Y EL USO EFICIENTE DE LOS RECURSOS HÍDRICOS EN LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS.
En todo el mundose produce cada año 1,3 mil millones detoneladas métricasderesiduoorgánico: